...Piratas del Caribe: En el fín del mundo.
En este nuevo artículo y rotando del tema siempre vigente en este blog, realizare una breve reflexión cinematográfica sobre la película “Piratas del Caribe 3”, y digo breve porque tal largometraje (si es que así se le puede llamar a una película cuyo guion fue escrito por un señor que tras fumarse poco mas de 20 porros y esnifarse un mínimo de 2 kilos de cocaína pura, decidió rodas una tercera parte de la ya trilogía Piratas del Caribe.
Personalmente propuse ir a ver dicha película a causa del buen sabor de boca que me dejaron las dos sagas anteriores, pero veamos cómo me sentó esta tercera.
A la hora de película, empezaron los movimientos de inquietud, yo, acompañado de el fiel colaborador de “Reflexiones” J.Otero, empezamos a hacer salidas relevadas al lavabo con la escusa de tener la cuerda floja, pero iban más allá de ser simples excusas para salir de ese martirio infernal de film que nuestros estaba cegando nuestros preciados ojos y destrozando tanto tímpanos como neuronas.
A las dos horas de película, nuestro aburrimiento y agonía no daban para más, parecíamos estar en un juicio en el cual sabíamos que íbamos a ser condenados a la silla eléctrica, pero dicho juicio era inacabable y de lo único que teníamos ganas era que se acabara para ser ejecutados en nuestra sentencia. En este caso al ser la última sesión en la última sala que permanecía abierta, cerraron todo tipo de salidas y nuestro único refugio de tal atrocidad era permanecer 5 o 6 minutos en el lavabo mientras el hilo musical nos deleitaba con las versiones antiguas de “What a feeling” entre otras muchas.
Pero sin dudarlo, el final de la película fue lo peor de todo, ahí es donde nos dimos cuenta de que los guionistas tenían tanto dinero que les daba igual hacer tal guion y se lo encargaron seguramente a unos inmigrantes procedentes de Senegal o algún país similar.
Por ejemplo: Dos horas buscando una supuesta hermandad de piratas, los cuales tenían que luchar contra la marina real, sumándole a tal otra hora para decidir si emprendían la batalla, para luego entrar en combate solo el barco de los protagonistas y los demás quedarse anclados en el puerto, observando. Pero sin duda alguna y para no extenderme más, lo mejor de la película es una boda.
¿Una boda? Si. Una boda en plena batalla naval, sobre la cubierta de un navío. Y os supondréis, seguro que fueron casados por un cura o alguna otra alta autoridad de aquel entonces…JA! Son casados nada mas i nada menos que por el poder del capitán Barbosa, dejémoslo en que sería el ritual de los piratas para realizar una boda, porque sino esto se convierte en inexplicable.
Reflexión final--> No malgastéis vuestro dinero.